Tailandia tiene más que su parte justa de ser una de las historias de éxito recientes de Asia. El país lleva el título codiciado del mejor país del mundo para iniciar un negocio con empresas recién registradas reportando estar en funcionamiento en 28 días y el 7 º mejor país para invertir, de acuerdo con el ranking de la Wharton School of Business en colaboración U.S. News y World Report. El Índice Global de Ciudades Destinos de MasterCard coronó a Bangkok como la ciudad más visitada del mundo en 2016 con 21.47 millones de visitantes internacionales nocturnos. En el segundo cuarto de 2017, el número de turistas internacionales visitando Tailandia incrementó en más del 5 por ciento en comparación con el año anterior con más de 14 millones y generando más de 20 mil millones de dólares en ingresos relacionados con el turismo. El país también es conocido por ser un tesoro de playas pintorescas con una oferta abundante de delicias gastronómicas en tanto que CNN aclamó a Bangkok como la mejor ciudad en el mundo para la comida callejera tanto por su calidad como asequibilidad. El Telegraph, en su publicación de diciembre de 2016, enumeró 21 razones para visitar Tailandia citando muchas oportunidades únicas que los viajeros pueden disfrutar corriendo la gama de fabulosos hoteles de lujo, el lago de loto rojo en Udon Thani, el festival vegetariano en Phuket hasta compras por la ciudad, entre muchos otros. Tailandia es también la segunda economía más grande en la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ANSEA) con un PIB combinado de 2.43 trillones de dólares en 2016. El mercado de acciones tailandés ha sido consistentemente el de más liquidez en la ANSEA desde 2012.
Pero Tailandia no está descansando en sus laureles. El país está pasando por un cambio de paradigma al adoptar la economía dinámica que caracteriza la 4° Revolución Industrial tanto para prepararse a sí misma como para la economía del futuro y evitar la trampa del ingreso medio. “Tailandia 4.0” –como se conoce la política—posiciona al país frente a la curva dentro del contexto global al construir su fortaleza en objetivos de los sectores agricultura, industria y de servicios a través de empresas impulsadas por la innovación y start-ups. La política verá el sello de un sector agrícola moderno, el fomento de PyMEs innovadoras, negocios de alto valor de servicios así como la comercialización de ideas start-up. Construirá nexos entre la cadena de producción del país al fortalecer las industrias centrales con ventajas comparativas de la agricultura, la comida, el turismo de bioenergía y cultura al poner los cimientos para las ventajas competitivas futuras en industrias tecnológicas avanzadas desde la siguiente generación automotriz, electrónicos inteligentes, robótica hasta aviación y logística.